Código Futuro: Chats eróticos, engaños y hojas de cálculo

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Esta semana, Sam Altman nos ha recordado que el futuro de la inteligencia artificial no solo se escribe con algoritmos, sino también con hojas de cálculo y proyecciones de ingresos. El CEO de OpenAI anunció que planea relajar las restricciones de ChatGPT para permitir, entre otras cosas, conversaciones eróticas con usuarios verificados. La justificación oficial es mejorar el \»disfrute\» del usuario, que se vio afectado por las estrictas medidas de seguridad iniciales. La justificación real, por supuesto, es competir con Grok de xAI y capturar una porción del gigantesco mercado de los AI companions.


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ChatGPT quiere ser tu pareja esta Navidad: llegan los chats eróticos en diciembre
Sam Altman prevé la disponibilidad de conversaciones más picantes a finales de año, pero solo si el usuario lo solicita y se verifica.


La decisión es un movimiento de ajedrez comercial de manual. Pero el diablo, como siempre, está en los detalles. Con 800 millones de usuarios semanales, el margen de error para implementar algo tan delicado es prácticamente inexistente. Y lo más importante: los riesgos de la dependencia emocional de compañeros de IA son un territorio completamente inexplorado.

A medida que estas empresas se vuelven más potentes y la presión por devolver el dinero a sus inversionistas aumenta, ¿veremos en la IA la misma erosión de valor que parece endémica en la tecnología que usamos hoy?

La inevitable \»mierdificación\» de todo

¿Podrá la IA escapar a la tendencia de las plataformas a convertirse en basura digital? El escritor y crítico tecnológico Cory Doctorow tiene un término para esto: enshittification (que podríamos traducir, sin rodeos, como \»mierdificación\»). Su teoría, que ya se ha ganado el título de \»palabra del año\» por la American Dialect Society, describe un ciclo tristemente familiar: las plataformas (piensa en Google, Facebook, Amazon) nacen para servir a sus usuarios; una vez que han aniquilado a la competencia, giran para exprimir a sus clientes comerciales; y finalmente, se exprimen a sí mismas para capturar todo el valor restante, volviéndose intencionadamente inútiles en el proceso.