La lucha mexicana contra el maíz transgénico continúa

“La contaminación transgénica representa una amenaza para la riqueza gastronómica de México. Ya no podríamos elaborar la tlayuda de Oaxaca\», señala la acción legal Demanda Colectiva Maíz. \»El maíz depende de nosotros y nosotros del maíz. Hacemos una defensa soberana de este alimento, porque es cultura y tradición”.

Las regulaciones que rigen la producción y comercialización de maíz en México nunca han logrado conciliar las prácticas ancestrales de las comunidades agrícolas con la imposición de medidas neoliberales, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que buscan aumentar la producción a niveles industriales.

Estos acuerdos han favorecido principalmente a grandes empresas transnacionales, en su mayoría estadounidenses (Cargill, ADM, Bartlett, Scoular), que dominan las exportaciones de maíz transgénico a México, que se prevé alcanzarán las 23.6 millones de toneladas en 2024. La mayoría de este maíz es amarillo, destinado en un 60% a la alimentación de ganado y el resto a la industria nacional (producción de almidón, edulcorantes, plásticos, textiles, aceites, etanol, entre otros).

Impacto en la producción nacional

Este tipo de maíz se utiliza para alimentar animales (reses, pollos, cerdos, entre otros), cuyos derivados (como productos lácteos y huevos) son vendidos para el consumo humano. En este sector destacan grandes empresas como Bachoco, Keken, Sukarne, Proan, Pilgrims y Gusi. La creciente demanda de este grano genéticamente modificado ha dificultado la prohibición de su uso en las leyes mexicanas. El año pasado, las importaciones alcanzaron un récord, incrementando un 20% respecto a 2023, siendo Estados Unidos su principal proveedor.

A pesar de que la regulación del maíz transgénico está protegida por el T-MEC, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (que reemplazó al TLCAN en 2020), el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador tomó medidas al inicio de su mandato para “alcanzar una soberanía alimentaria”, impulsando una iniciativa que prohibiría el maíz transgénico en el país, aunque se encontró con el veto de Estados Unidos.

Iniciativas para la prohibición

Frente a la imposibilidad de prohibir la importación de variedades transgénicas, la presidenta Claudia Sheinbaum promulgó en marzo de 2025 reformas a los artículos 4 y 27 de la Constitución, con el objetivo de proteger el maíz como un elemento de la “identidad nacional” y prohibir “la siembra del maíz genéticamente modificado”. El decreto subraya que ningún tipo de semilla producida con técnicas que superen las barreras naturales podrá cultivarse en el territorio nacional.

La lucha por la defensa del maíz y su producción tradicional continúa, reflejando la importancia de este grano en la cultura y la economía mexicana, así como la necesidad de encontrar un equilibrio entre la modernización agrícola y la preservación de la biodiversidad y las tradiciones locales.