Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) han dejado de ser un problema circunscrito a la adolescencia. La anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón afectan hoy a personas de todas las edades y perfiles, y representan un desafío creciente para el sistema sanitario.
Aunque tradicionalmente se ha asociado este tipo de patologías a adolescentes y jóvenes, los datos revelan que los TCA se presentan en distintas etapas de la vida y afectan también a los hombres y mujeres adultos. De hecho, en la Comunidad Valenciana, un 71,5 % de los diagnósticos corresponden a mujeres y un 28,5 % a hombres, un grupo que hasta hace poco permanecía más invisible en este tipo de estadísticas.
El reto del abordaje integral
Expertos en salud mental advierten de que los TCA no pueden entenderse únicamente como problemas de alimentación. Son trastornos complejos en los que entran en juego factores psicológicos, emocionales y sociales. Por este motivo, cada vez más especialistas subrayan la importancia de un abordaje integral que combine atención psicológica, psiquiátrica y nutricional. La detección temprana y la intervención multidisciplinar son claves para mejorar la recuperación y reducir las recaídas.
En este contexto, en Valencia los centros especializados abogan por integrar la dimensión emocional y psicológica dentro del tratamiento nutricional. Es el caso de la clínica Nutriemoción, que se ha consolidado como un referente local en nutrición emocional aplicada a los TCA. Su equipo de nutricionistas trabaja junto a sus psicólogas especializadas en este campo para ofrecer un acompañamiento completo que tiene en cuenta no solo los aspectos fisiológicos, sino también los emocionales que condicionan la relación con la comida.
Nutrición emocional: más allá de la dieta
Desde Nutriemoción explican que muchas veces el problema no reside únicamente en la comida, sino en las emociones que se expresan a través de ella. La ansiedad, la culpa, la frustración o el miedo son factores que pueden influir en la ingesta y en la dificultad para mantener hábitos saludables.
“Los trastornos de la alimentación no distinguen edades. Podemos verlos en adolescentes, pero también en adultos que arrastran dinámicas emocionales desde hace años. Nuestro trabajo consiste en ayudar a la persona a reconstruir su relación con la comida y con sus emociones, siempre desde un enfoque respetuoso y personalizado”, señala una de las psicólogas del centro.
El método de Nutriemoción parte de una evaluación individualizada que permite conocer los hábitos, preferencias y dificultades de cada persona, así como su historia de relación con la alimentación. A partir de ahí, se diseña un plan de tratamiento personalizado.
Casos diversos y necesidades distintas
La clínica atiende perfiles muy diversos: adolescentes que comienzan a presentar síntomas de anorexia o bulimia, jóvenes que sufren atracones como vía de escape emocional, adultos que han normalizado durante años una relación conflictiva con la comida, e incluso personas mayores que desarrollan alteraciones alimentarias tras una pérdida o un cambio vital importante.
En todos los casos, el objetivo es devolver a la persona la capacidad de escuchar sus señales internas de hambre y saciedad, reducir la ansiedad en torno a las comidas y normalizar la relación con los alimentos y con el propio cuerpo. Este enfoque resulta necesario en los TCA, donde el síntoma alimentario suele ser la manifestación de un malestar más profundo.
Prevención y sensibilización en la Comunidad Valenciana
Además de la atención clínica, Nutriemoción participa en actividades de prevención y divulgación. Entre ellas se incluyen talleres en colegios para fomentar hábitos saludables desde la infancia y charlas en instituciones y asociaciones. El objetivo es sensibilizar a la sociedad y reducir el riesgo de aparición de TCA en edades tempranas.
La educación en nutrición y gestión emocional se considera hoy una de las herramientas más efectivas para prevenir futuros trastornos. Iniciativas como las desarrolladas en la Comunidad Valenciana buscan no solo atender a los pacientes, sino también trabajar en la raíz del problema y ofrecer a niños, adolescentes y adultos recursos para gestionar de forma más equilibrada su relación con la alimentación.
Los trastornos de la conducta alimentaria representan un desafío de salud pública en la Comunidad Valenciana y en toda España. Lejos de limitarse a la adolescencia, afectan a personas de todas las edades y géneros, y requieren una respuesta integral. La combinación de detección temprana, tratamiento multidisciplinar y apoyo emocional resulta clave para favorecer la recuperación. En este escenario, la labor de centros como Nutriemoción aporta un valor añadido: recordar que la comida no es el problema en sí mismo, sino la vía a través de la cual se manifiestan emociones y malestares más profundos. Recuperar la salud, explican, significa también aprender a reconciliarse con la propia alimentación y, en definitiva, con uno mismo.
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